Dicen que es fácil. Que todo el poder reside en nosotros. Y no se imaginan cuánta razón tienen. Tenemos el potencial de crear. Pero no de la manera en la que ellos creen. No sólo se trata de hacer deporte y estudiar una carrera. Podemos crear universos con la mente. Y destruirlos.





Temo crear algo de lo que me pueda arrepentir. Estamos totalmente limitados por el miedo. Y sin embargo es tan simple como complicado. Abrir una puerta y ver qué hay dentro.




Tal vez podamos encontrar algo sorprendente. O agradable. Pero seguro que damos con algo.




Y sólo en los momentos de oscuridad es cuándo recurrimos a nuestro poder. Estamos presionados por el mundo para no usarlo, pero la supervivencia sigue mandando en nosotros. Buscamos una salida. Algunos rompen su vida,chocando con el muro inquebrantable, no todo es usar la fuerza.




Cuando consigamos salir, es probable que nos olvidemos de nuestro don. Y recaigamos en la rutina que nos lleva hacia la nada. Y todo es vuelta a empezar.

Noticias fatales. Todos debemos ser menos de lo que somos. Ese mensaje nos encierra y nos hace creer que no somos capaces de nada más. Pero somos capaces de lo que nos propongamos.




Poniendo fuerza de voluntad podemos crear universos y destruirlos. Reunir toda la voluntad en el puño y no dejar pasar tus pesadillas. Crear vida y felicidad, tomar las riendas de los sucesos que giran alrededor de nosotros.




Paseo por una sala vacía. Y las sombras que hay alrededor me empujan a tomar las puertas que ellos creen correctas. Las habitaciones que se esconden detrás son diversas y sin querer cojo objetos que encuentro y los guardo en los bolsillos. La sala parece interminable aunque con el tiempo se puede adivinar el final. Mis bolsillos se van llenando y a veces los vacío,aunque lo normal es encontrar una mochila que me ayude a seguir recogiendo.




Las sombras ya no pueden empujarme. Aunque influyen mucho,yo empiezo a tener el poder de decidir si entrar o no. Hay sitios muy bien iluminados. Otros mas bien dudosos. En algunos me obligan dejar el bagaje que llevo. Eso no me gusta pero al salir reconozco sentirme más aliviado.




Muchos más caminan por la sala. Presto atención a algunos y a otros no. Sé que debo seguir entrando y saliendo de las habitaciones. Llevar o dejar algo en éstas. Y tan sólo intuyo por qué.




Me doy cuenta de que puedo cambiar lo que hay dentro y ellos se esmeran en que no lo sepamos. Pero lo acabamos descubriendo.




Sólo sé que deseo terminar aunque por otro lado lo temo. Sólo me queda imaginar la salida y esmerarme en hacer un buen equipaje antes de salir.