Era consciente de que esa bala sólo podría atraer a más de ellos. Pero ver a mi vecino sin un brazo y con la cara sin un centímetro de piel era algo que no podía asimilar. Daba igual haber visto cientos de ellos. Los que antes eran personas conocidas hacían que mi estómago se encogiese. Primero de pena,luego en una convulsión que provocaba el vómito. Y era algo que mi pobre nutrición no se podía permitir.

Ni siquiera registré lo que quedaba de su cadáver. Cogí lo primero que ví de la estantería del supermercado y salí antes de que vengan más.

Ahora escribo desde mi escondite. Estoy seguro de que mi supervivencia se debe a un golpe de suerte. Por otro lado no creo en la suerte ni en las casualidades. Tal vez alguien lea este diario y se pregunte por el lugar en el que me encuentro. Se preguntaría si es seguro. LO ES.Tanto como que un inútil como yo lleva meses sobreviviendo aquí. Aunque... si alguien encontrase mi diario sólo significaría que me he ido de aquí y que o estoy muerto o lo he perdido.

De cualquier manera no pienso revelar donde me encuentro. Tal vez lo revele más adelante o tal vez no. Pero como mínimo alguien tendrá que compartir mis momentos de soledad conmigo. Pensar eso me reconforta un poco.

No sé por donde empezar a contarlo todo. No sé si debería hablar de mí, de quien fui o de quien soy. De acontecimientos pasados o centrarme en el presente.

Nunca he escrito un diario,creo que me está costando por eso.

Ahora mismo me acostaré a leer hasta caerme de sueño. Cuando pase algo interesante, lo apuntaré sin duda.